Hay una inflación que no se ve.
Desde el papel higiénico hasta el yogur, el café y la harina, los fabricantes están calladamente reduciendo el tamaño de sus empaques en lugar de aumentar los precios. No ve mal: En esta época inflacionaria, todo se empequeñece.
Es un fenómeno mundial.
En Estados Unidos, una caja pequeña de Kleenex tiene ahora 60 pañuelitos, cinco menos que hace unos pocos meses. El envase de yogur Chobani Flips ofrece hoy 4,5 onzas, comparado con las 5,3 de hace poco. En el Reino Unido, una lata de Nescafe Azera Americano tiene hoy 90 gramos, en lugar de 100. En la India, el jabón para lavar platos Vim pesa 135 gramos, comparado con los 155 de siempre.
La reducción del tamaño de los envases y los productos no es algo nuevo, según los expertos. Pero prolifera durante épocas de alta inflación.
“Son olas. Y estamos en medio de una ola gigantesca por la inflación”, comentó Edgar Dworsky, ex subprocurador general de Massachusets que estudia la inflación en su portal Consumer World.
Dworsky comenzó a notar que las cajas de cereales se habían empequeñecido hacia fines del año pasado. El fenómeno se intensificó a partir de entonces. Puede mencionar decenas de ejemplos, como el del papel higiénico Ultra Clean Care de Cottonelle, que tiene ahora 312 pliegos comparado con los 340 de antes, o el del café Folgers, que ahora ofrece 43,5 onzas en lugar de 51, pero sigue diciendo que se pueden preparar 400 tazas de café. (Folgers asegura que emplea una nueva tecnología que produce granos más livianos).
El concepto de “shrinkflation” (expresión en inglés que combina las palabras “encoger” e “inflación”) resulta atractivo a las empresas porque el cliente nota un aumento de los precios pero difícilmente lleve la cuenta de cuántos pliegos de papel hay en el papel higiénico o se fije cuánto café hay en un envase.
Las empresas también pueden apelar a trucos para disimular la disminución del tamaño o la cantidad de un producto, como el uso de etiquetas más coloridas que desvían la atención del comprador.
Eso es precisamente lo que hizo Fritos. Las bolsas de Fritos Scoops tamaño “Party Size” pesaban 18 onzas. Ahora contienen 15,5 onzas y su precio aumentó.
PepsiCo no respondió cuando se le preguntó acerca de Fritos. Pero admitió haber reducido el tamaño de las botellas de Gatorade. Las botellas de 32 onzas están dando paso a unas de 28, encogidas en el medio para que sea más fácil sostenerlas.
PepsiCo dijo que ese cambio se viene gestando desde hace años y no está relacionado con la inflación. No aclaró por qué la botella de 28 onzas es más cara.
Kimberly-Clark, fabricante de Cottonelle y Kleenex, tampoco respondió a pedidos de comentarios sobre la reducción de los tamaños de sus productos.
Tampoco lo hizo Proctor & Gamble Co. cuando se le preguntó por la reducción del tamaño (de 12 a 10,4 onzas) del suavizante de cabello Pantene Pro-V Curl Perfection, que sigue costando 3,99 dólares.
Algunas empresas admiten los cambios. En Japón, Calbee Inc., que produce cosas para picar, anunció que reducía un 10% el peso de sus envases y subía un 10% los precios. Lo atribuyó al incremento en los costos de las materias primas.
Domino’s Pizza dijo en enero que ofrecería ocho alitas de pollo en lugar de 10 por el mismo precio de siempre, 7,99 dólares. Lo justificó diciendo que el pollo estaba más caro.
En la India la reducción del tamaño de los envases se da mayormente en las zonas rurales, donde la gente es más pobre y más sensible a los aumentos de precios, según Byas Anand, ejecutivo de Dabur India, que produce distintos alimentos. En las ciudades, simplemente aumenta los precios.
“Mi empresa lo viene haciendo abiertamente desde hace años”, manifestó Anand.
Expertos afirman que, cuando se reduce el tamaño de un envase, difícilmente vuelva a su antiguo tamaño.
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