Una tormenta invernal arrasó el sábado el noreste de Estados Unidos con fuertes nevadas y ventiscas de fuerza cercana a la de un huracán, causando inundaciones costeras y posibles apagones. Los meteorólogos advirtieron que las condiciones podrían empeorar conforme avanza el día.
La tormenta golpeó partes de 10 estados y algunas urbes grandes, entre ellas Filadelfia, Nueva York y Boston. Cerca del mediodía ya habían caído más de 30 centímetros (1 pie) de nieve en partes de la costa de Nueva Jersey y el este de Long Island.
Boston podría recibir hasta 60 centímetros (2 pies) de nieve y las cercanas áreas aisladas hasta 1 metro (3 pies), según los meteorólogos. Los vientos alcanzaban velocidades de hasta 113 km/h (709 mph) en la isla Nantucket en la costa de Massachusetts y en otras zonas del este de Massachusetts y Rhode Island de más de 96 km/h (60 mph).
La mayoría de los vuelos desde y hacia Nueva York, Boston y Filadelfia se cancelaron el sábado, según el sitio de monitoreo FlightAware. Más de 4.500 vuelos fueron cancelados en Estados Unidos. Amtrak canceló todos sus trenes de alta velocidad Acela entre Boston y Washington y canceló o limitó otros servicios en la región.
En toda la zona, los residentes se resguardaron y evitaron viajar a petición de las autoridades, algunas de las cuales advirtieron que habría baja visibilidad. Los negocios cerraron o abrieron tarde.
En los suburbios de Boston, Nicky Brown, de 34 años, estaba bien abrigada en la puerta de la licorería Gordon’s en Waltham esperando que abriera. La hora de apertura era a las 8 de la mañana y ya era mucho más tarde.
“Mi novio conduce una barredora y tengo mucho que limpiar en casa y quiero un trago mientras lo hago”, explicó, mientras llamaba a la tienda para averiguar si tenían intención de abrir. “Es un buen día para permanecer en casa y hacer limpieza”.
Decenas de miles de casas y negocios se quedaron sin electricidad en Massachusetts y los cortes eléctricos aumentaban. Ningún otro estado reportó apagones extensos.
Los afectados por la tormenta tenían dos cosas a su favor: la nieve seca es menos propensa a derribar árboles y cables eléctricos y golpeó en fin de semana, cuando las escuelas están cerradas y menos personas se trasladan para trabajar.
Funcionarios desde Virginia a Maine advirtieron a las personas permanecer lejos de las vialidades.
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