LOS ANGELES (DDN) – Los devastadores incendios forestales que azotan Los Ángeles han dejado un saldo de 10 muertos y cerca de 10,000 estructuras destruidas, en lo que ya se considera la peor catástrofe natural en la historia reciente de la ciudad.
«Parece que cayó una bomba atómica en estas áreas», declaró el alguacil del condado de Los Ángeles, Robert Luna, durante una conferencia de prensa, refiriéndose a las comunidades de Pacific Palisades y Altadena, donde barrios enteros han quedado reducidos a cenizas.
Los incendios de Palisades y Eaton ya son los más destructivos registrados en Los Ángeles, devorando más de 34,000 acres (13,750 hectáreas), una superficie equivalente a 2.5 veces el área de Manhattan. El incendio Palisades está contenido apenas en un 6%, mientras el Eaton continúa completamente fuera de control, según informó el Departamento Forestal y Protección contra Incendios de California.
Un respiro temporal en los vientos de Santa Ana, que inicialmente alcanzaron ráfagas de hasta 80 mph, ha permitido a los equipos de bomberos hacer progresos significativos. El Servicio Meteorológico Nacional pronostica condiciones más favorables durante el fin de semana, con vientos sostenidos de 20 mph y ráfagas entre 35 y 50 mph, aunque advierten que la baja humedad y la vegetación seca mantienen las condiciones críticas.
En Calabasas, una exclusiva comunidad residencial hogar de numerosas celebridades, un nuevo incendio denominado Kenneth Fire se ha expandido rápidamente a 960 acres. Las autoridades investigan este incendio como un posible caso de incendio provocado y mantienen a un sospechoso bajo custodia.
La devastación ha afectado de manera desigual a las distintas comunidades. En Altadena, una comunidad racial y económicamente diversa cerca de Pasadena, los residentes expresan preocupación por la posibilidad de que los recursos gubernamentales se concentren en áreas más pudientes. «No te van a dar el valor real de tu casa… y si lo hacen, realmente tienes que luchar por ello», comentó Kay Young, de 63 años, mientras observaba entre lágrimas los escombros humeantes de la casa familiar.
Las autoridades han establecido toques de queda en las áreas evacuadas para prevenir saqueos y han solicitado apoyo de la Guardia Nacional de California. Aproximadamente 20 personas han sido arrestadas por saqueo, según el Departamento del Alguacil del Condado de Los Ángeles.
El impacto económico es astronómico. AccuWeather estima que los daños y pérdidas económicas oscilarán entre $135 y $150 mil millones, lo que presagia una ardua recuperación y un probable aumento en los costos de los seguros de propietarios.
El presidente Biden, quien realizará una sesión informativa sobre la respuesta a los incendios, ha declarado los incendios como desastre mayor y anunció que el gobierno federal reembolsará el 100% de la recuperación durante los próximos seis meses. Sin embargo, la transición presidencial programada para el 20 de enero añade incertidumbre al proceso de recuperación a largo plazo.
Los funcionarios locales, incluyendo la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, han señalado que los hidrantes en el área urbana no estaban diseñados para enfrentar un incendio forestal de esta magnitud sin precedentes. Edison International, a través de su unidad Southern California Edison, informó que las aseguradoras han solicitado preservar evidencia relacionada con el incendio Eaton, aunque ninguna agencia contra incendios ha establecido conexión entre la empresa de servicios públicos y el siniestro.
Los equipos de bomberos lograron controlar completamente el incendio en Sunset en las colinas de Hollywood, después de que las llamas envolvieran una cresta con vista al Paseo de la Fama de Hollywood Boulevard la noche del miércoles. Sin embargo, otros incendios menores continúan presionando los ya sobrecargados recursos de combate contra incendios.
Los residentes que han regresado a las áreas afectadas encuentran escenas apocalípticas: chimeneas de ladrillo se alzan sobre escombros carbonizados y vehículos calcinados. La doctora Kelly Foster, de 44 años, mientras inspeccionaba los restos de su hogar en Pacific Palisades, expresó su conmoción: «No puedo describirlo. No tengo palabras».
La sequía prolongada en la región, combinada con los implacables vientos de Santa Ana, creó condiciones perfectas para esta catástrofe sin precedentes. Las investigaciones sobre el origen de los incendios continúan, mientras la región se prepara para una larga y costosa recuperación.
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